sábado, 28 de marzo de 2009

La grandeza del trabajo en habilidades psicológicas: la práctica imaginada

Un poquito de música con el grupo The Essence:



El jueves pasado, llegué tarde a mi casa, cerca de las 00.15 h., pero no lo suficientemente tarde como para perderme el final del programa EN NOCHES COMO ESTA, de la 1 de TVE, que presenta Juan Ramón Lucas. Esa noche fue entrevistada la actriz Pilar Bardem, y a continuación el deportista Jorge Lorenzo. Aquí os dejo el enlace del programa completo, por si estáis interesados en verlo. El texto que yo señalo es aproximadamente alrededor del minuto 49 de programa, y dura unos tres minutos:
La cuestión es que hay dos minutos de entrevista, que a mí me parecen especialmente interesantes, y que quiero compartir con vosotros. Pero como éste que les habla no tiene ni zorra idea de informática, y no sabe cómo puede cortar el vídeo de TVE para hacerles la tarea más sencilla y efectiva, me he tomado la molestia de transcribir el trozo de la entrevisat que quiero que conozcáis. Es este:
JUAN RAMÓN LUCAS - Ustedes le ven aquí, de campeón, un tipo eminentemente maduro, equilibrado, yo creo que más de lo que asería común en un chaval de 21 años, pero no ha sido fácil. Su carrera no ha sido fácil, y hubo un momento en el que estuvo a punto de dejarlo todo. Previo a ese momento, la caída que vamos a ver ahora (Ponen el video)
JORGE LORENZO - (Viendo el video) Ufff...
JRL - Eso es en Turquía, tú eres el que va de rojo.
JL - Ufff... de esa historia...
JRL - Ahí estuviste a punto de tirar la toalla y decir: "Me voy a dedicar a otra cosa".
JL - De esa historia podría estar hablando días. Incluso se ha escrito un libro con esa historia. Y fue el momento que... que en principio era una desgracia, ¿no?... porque me habían tirado y el mundial se iba al carajo, ¿no? O sea, perdía el mundial... Aprilia había invertido un montón en mí, y tenían que ganar ese mundial. Entonces conseguí la pole position, la tercera carrera del Mundial, en Turquía, salí en la pole position, y en la primera curva, me tiran. Y yo... yo pillé una depresión, que no salía... no salía de esa depresión. Llegué a Le Mans, me caí tres veces, incluso, en carrera me caí... otra caida más. Todo estaba perdido. Estábamos, como diría mi entrenador... éramos un submarino amarillo, pero en el fondo del mar, totalmente... y teníamos que hacer algo. Entonces... y no solo era eso... Mi padre, hizo unas declaraciones en la prensa, muy duras, hacia mi ex-manager, y... todo era un caos... brutal. Yo tenía 18 años. Entonces en ese momento, me dejé guiar por Dani, por Marcos, y por Alex Debón que en su día fue mi asesor deportivo, y llegó Mugello, y Debón me encontró en la Clínica Mobile, destrozado, que no tenía ni motivación ni nada de seguir. Pensaba que no iba a ganar esa carrera. Y él me dijo: “Jorge, lo que tienes que pensar, es, como en la película El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey”. Y ahí empezó todo. Empezó la remontada, y ese año gané. Gané… en la última carrera.

JRL – Y hay un hombre que también ha tenido que ver mucho en esa remontada mental, que es tu preparador.

JL – Si. Marcos tiene una habilidad natural de solucionar los problemas de la otra gente, que le pide consejo, y tiene esa habilidad de intentar darte un consejo.. la mejor forma, su forma, de solucionar tu problema. Tiene esa habilidad de… Los americanos lo llaman Coaching, ¿no? Entonces, Marcos, siempre, después del entrenamiento, que duraba 3 o 4 horas, nos sentábamos en una sala oscura, y yo me tumbaba en el suelo, me decía que cerrase los ojos…


JRL – Te ponía a meditar, vamos…

JL – Si, a meditar. Una especie de meditación, pero además, imaginándome en el circuito, llegando al circuito desde una cámara más amplia, después que esa cámara se vaya cerrando.. Te imaginas en el circuito, te imaginas subiéndote a la moto, las sensaciones del manillar, del freno, del gas, entonces me imaginaba el circuito para que, al llegar al circuito que no se me daba bien, y haber visualizado el…

JRL – Conocerlo perfectamente…

JL – Conocerlo perfectamente. E ir con una mentalidad más positiva, sabiendo que te va a ir bien.

Un detalle público y muy reciente de lo importante del asesoramiento y el trabajo psicológico con deportistas de élite. Jorge y Juan Ramón confunden los términos: hablan de coaching, hablan de meditación, cuando en realidad quieren hablar de visualización, de práctica imaginada. Pero el análisis de los conceptos, de qué es y qué beneficios tienen para el deportista el coaching, la meditación, o la visualización, no es para mí lo más importante. Lo importante es como el trabajo de visualización, de práctica imaginada, después de cada entrenamiento, ayuda a Jorge Lorenzo a afrontar el estrés, a motivarse, apoya el entrenamiento en pista, y le ayuda a salir (o a no entrar) en esa depresión en la que se veía inmerso.

La práctica imaginada consiste en lo que su nombre explica, y Jorge Lorenzo explica perfectamente. En imaginar la situaciones, relajarse y vivir situaciones en la imaginación hasta el punto de estar sintiendo esa imaginación con los cinco sentidos. Isabel Balaguer, en su libro “Entrenamiento Psicológico en el Deporte” pone un ejemplo de cómo los tenistas entrenan en imaginación su saque imaginando la bola salir de su raqueta e ir hacia la zona contraria dando vueltas, y son capaces de imaginar y visualizar hasta las líneas de la pelota de tenis dando vueltas hacia atrás en su trayectoria, o el tacto de la pelota en la yema de sus dedos, mientras se relajan y concentran antes de servir. Es imaginar poniéndolo todo, sintiéndolo todo, como si fuera real.

Una de las situaciones buenas del baloncesto en las que se puede entrenar en imaginación, es en la práctica del tiro libre. Hay que enseñar al jugador que la rutina previa al lanzamiento, no sirve solo porque la ven por la televisión a los cracks de la ACB o de la NBA. Esa rutina sirve, entre otras habilidades, para repasar mentalmente la mecánica del tiro, que previamente es muy conveniente entrenarla en imaginación. Porque no basta con decirle al jugador que imagine: hay que enseñarle a imaginar, e invertir tiempo en enseñar esta habilidad.

Enseñarle a imaginar sintiendo el tacto del balón abandonando la yema de sus dedos, imaginándose tranquilo y convencido que el tiro va a ser anotado, visualizando perfectamente el aro, los detalles del fondo del campo, las líneas, imaginando los posibles rivales… Todo.

La práctica imaginada encuentra otra gran utilidad en la recuperación de las lesiones: esos momentos en los que el jugador no puede trabajar físicamente, si puede trabajar mentalmente. El jugador se recuperará con mayor confianza en si mismo, y disminuirá su temor a volver a lesionarse después de haber entrenado en imaginación.

Para los que estéis más interesados, os recomiendo el capítulo del libro de Balaguer.

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