sábado, 5 de marzo de 2011

AVE PESIC, LOS QUE VAN A MORIR TE SALUDAN

“Efecto Pesic”… “Milagro Pesic”… Llámenlo como quieran. Lo vivido el pasado jueves en la Fonteta es, independientemente de los resultados que al final alcance Valencia Basket en las competiciones que siguen en marcha, la culminación de un efecto (o milagro, si quieren) que está dando que hablar desde que el serbio llegara a Valencia. La Fonteta se convirtió el jueves en el circo romano en el que los gladiadores aclamaron a su Emperador antes y después de la lucha sobre la arena.

En un efecto que va mucho más allá de lo deportivo, Svetislav Pesic se ha convertido en el Emperador soñado para el Club valenciano. Un líder capaz de motivar hacia el máximo rendimiento, en primer lugar, a 12 jugadores gladiadores, que se dejan hasta la última gota de sudor y el más débil de los alientos en el esfuerzo que supone entrenar y trabajar en baloncesto. El valor del éxito en la gestión del grupo de gladiadores, alcanza su máximo valor cuando recordamos nuestro pensamiento a principios de temporada de que se estaba haciendo un equipo para competir en Euroliga, con jugadores que utilizarían el escaparate Valencia Basket para dejarse ver en la máxima competición continental, y emigrarían a otras plazas a final de temporada. Tarea de motivación y gestión de personal nada sencilla, que el Emperador ha sabido rentabilizar, hasta el día de hoy, hasta lo máximo.
En todo el tiempo que hemos seguido al equipo valenciano de cerca, y han sido algunos ya, nunca habíamos visto a este equipo atacar y defender igual. Juegan como nunca y se nos cae la baba. Y está claro que no es una cuestión de alabar el trabajo de unos técnicos por encima de otros. Sería injusto, y personalmente aprecio muchísimo a gran cantidad de los que han estado: son épocas diferentes, con presupuestos diferentes, jugadores diferentes, personas diferentes, mentalidades diferentes, objetivos diferentes… Pero es que este equipo ahora… ¡transmite tanto!
Todo lo que se transmite es el plus a esta cualidad de liderazgo del Emperador; liderazgo que no se limita solo a la plantilla de jugadores y cuerpo técnico, sino que va mucho más allá. Pesic se ha convertido en el estandarte de un Club entero, de una afición entera. Todo un ejército de 9000 soldados que enloquecieron con su equipo el pasado jueves, dispuestos a conquistar Europa. Pesic es la imagen del Valencia. Una afición volcada con el equipo, como hacía tiempo que no se veía. En la rueda de prensa posterior al partido, el entrenador agradecía al público su comportamiento, advirtiendo que sin su apoyo nada se hubiera conseguido. Palabras normales que hubieran salido de la boca de cualquier técnico. Ahora bien, ¿no será que es el equipo, y sobre todo el Emperador y aquello que se transmite, quienes han arrastrado a un público hambriento de éxitos a estar volcado? Seguro que sí.
Svetislav Pesic es un líder no solo para sus jugadores, sino también para todo el Club, para toda la afición. No le conozco personalmente y solo puedo hablar de lo que veo en televisión, pero el Emperador transmite todas las cualidades que se le suponen a un líder de cualquier organización: Pesic transmite pasión, energía, positivismo; también transmite la confianza necesaria; habla con la prudencia que la situación requiere y transmite los valores que cualquier entidad / equipo deportivo debiera transmitir y que quieren tenerse en un “proyecto de Club”; da la sensación en cada momento de tenerlo absolutamente todo controlado: es capaz de, a la vez, hablar con el árbitro, darle la palmada a su jugador, sonreir al público, y levantarle el pulgar al periodista que está narrando en el fondo del campo. Todo controlado... Esto genera algo que un buen líder también ha de transmitir y que tanto se ha echado en falta en Valencia: tranquilidad. Pesic transmitió y sigue transmitiendo involucración y fe en su proyecto, y humildad: el “paso a paso” que tantas veces se comentó en los inicios y se sigue comentando. Si a todo esto le sumamos la fortaleza que da en el entorno y en el vestuario el haberlo conseguido todo en el baloncesto, el resultado es el LÍDER nato. Aquel que en estos momentos tiene a toda una ciudad a sus pies.

Pesic se ha convertido, para bien o para mal, en el emblema del Valencia Basket. Por el bien del baloncesto valenciano, ojalá y consiga vencer en el mayor número de batallas y llegue lo más lejos posibles. Independientemente del resultado final, Pesic está ya en disposición de exigir. Y estamos en la encrucijada de todos los años. Porque tengamos claro, que la batalla, un día terminará. Y entonces... ¿le darán los Dioses al César los poderes que reclamará, o será, un mortal más?