jueves, 23 de diciembre de 2010

ALL ALBA, VINCERÒ

Las personas cambiamos. Los cuerpos cambian, las ideas cambian, los pensamientos cambian. Quién me iba a decir a mí que un olvido de Yolanda en mi coche serviría para emocionarme con la ópera. Ahora no solo pongo el CD mientras conduzco (hasta que Yolanda lo requiera, claro) sino que acompaño mi artículo en el blog recomendandoos que os emocioneis con el Nessum Dorma de Puccini cantado por Pavarotti. La banda sonora de Mar Adentro, el excelente film de Amenábar, para los que como yo no tenéis afición por este estilo musical.

Los niños vienen con un pan bajo el brazo, y muchos de ellos llegan también con un balón. Afortunadamente para todos nosotros, el deporte sigue siendo emocionante para ellos y nunca debemos hacer que se termine esa emoción. Quiero reflexionar sobre los tres objetivos más importantes que cualquier técnico debe tener en cuenta a la hora de planificar la práctica deportiva del niño, para que esta emoción no cese nunca. Por orden de importancia:
1) El desarrollo integral de la persona.
2) La preparación para el rendimiento futuro.
3) La obtención de resultado inmediato.
1) El desarrollo integral de la persona - El técnico no debe olvidar que está trabajando con personas en pleno proceso de crecimiento y de maduración. Los objetivos que nos planteemos debe ayudar al niño en el desarrollo de su cuerpo y de su físico, en el desarrollo de sus conductas, en el desarrollo de sus actitudes. ¡Qué gran responsabilidad para el técnico y qué emocionante!
2) Preparación del deportista para su rendimiento futuro - Cuando el niño viene a jugar con nosotros, sin duda tiene unas expectativas de ser mejor y aprender en nuestra disciplina. El niño debe sentirse mejor día a día, percibir su habilidad in crescendo. Este aprendizaje ha de ir orientado a optimizar su rendimiento en el futuro a medio y largo plazo, acondicionando el organismo del chico para ir asimilando cada vez más las crecientes cargas de entrenamiento que van a llegarle, dándole una base física, técnica y táctica amplia y suficiente, y dándole también los mecanismos psicológicos necesarios para rendir al máximo y asimilando los altos niveles de entrenamiento a que se va a enfrentar en el futuro. Los niños, no por ser niños pueden aprender menos. Eso sí, es importante no tener prisa en alcanzar resultados y no quemar etapas, especializando prematuramente. Nada es más valioso que el desarrollo normal de la persona, también en deporte.
3) Obtención de rendimiento inmediato - Con matices, claro está. Se que la frase tal y como la he escrito puede generar conflicto. Sin olvidar los dos primero objetivos, los entrenadores debemos intentar que los jugadores consigan un buen resultado deportivo, que aumentará su motivación y les animará a persistir en la práctica. No sirve ganar de cualquier manera, ya que esto se saltaría los dos objetivos previos. No hay que darle al rendimiento en la competición la prioridad máxima en cuanto a objetivos. Pero si que es importantísimo que el niño tenga experiencias de éxito. De nada sirve ganarlo todo, pero tampoco sirve perderlo todo aunque subas el nivel por jugar con los mejores. Es difícil crear experiencias de rendimiento óptimo, pero debemos conseguirlo para aumentar el interés. Experiencias que supongan a veces ganar, y otras veces perder, valorando el esfuerzo y la ejecución mucho más que la victoria o la derrota.
Es este un tema de debate interesante. La temporada pasada me empeñaba en Don Bosco que los equipos jugasen contra los mejores, sin darme cuenta que privar al niño de la experiencia de ganar partidos sería un hándicap en la motivación importante. Es cierto que jugar contra los mejores aumentó la capacidad de los nuestros, pero tuvimos que tirar de los jugadores en exceso... y no había necesidad de hacer sufrir tanto. Afortunadamente, las personas cambiamos, las ideas cambian, y ahora pienso de otra manera. No todo es blanco o negro, sino que la vida está llena de tonalidades grises. Ese es el equilibrio complicado de alcanzar, dotando al deporte de experiencias de éxito y de fracaso, que ayuden al crecimiento de la persona, y a su preparación como deportista de cara al futuro maximizando el trabajo en los entrenamientos. Pero que el niño, que por su naturaleza como persona es normal que quiera tener éxito, hoy pueda acostarse soñando, como dice el final del Nessum Dorma, "Mañana Venceré".

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