Sé que pensaréis que qué carajo
tiene que ver Tommy Torres en un blog de psicología y deporte. Dadme unos minutos más de escritura, y daos a vosotros mismos unos segundos más de lectura, ¿ok?
Tommy Torres es un reputado
músico, cantautor, productor, compositor y arreglista puertorriqueño. Conocido y
con prestigio dentro de los círculos musicales, esta semana se ha hecho famoso
en España al conocerse la historia de su canción “Querido Tommy”, compuesta a
partir de un correo electrónico que el cantante recibe de un fan que le pide
por favor le componga una canción para poder enamorar a su chica y
sorprenderla. Para los que no conozcáis la historia, podeis descubrirla y
escuchar la canción en el siguiente enlace, que yo descubrí hace un par de días
gracias a mi buen amigo y gran entrenador, David Amorós: http://www.hispasonic.com/foros/increible-contestacion-musico-fan/411577
Hace un año que Tommy Torres
lanzó su disco en Latinoamérica, y a falta de 3 meses para que su productora lo
lance en España, se ha dado a conocer a través de Internet gracias al poder de
viralización de las redes sociales, que ha llevado a más de 6 millones de
visitantes en menos de una semana (y creciendo) al video de la canción en
Youtube.
Reconociendo que es un hecho
fantástico y de una naturaleza creativa inmensa, sin querer entrar en discutir
si el hecho es real o es una maniobra de marketing perfectamente orquestada de
la productora, hemos de reconocer que el hecho creativo de la acción de Tommy
Torres, está en coger la carta de su fan para componer la canción. Podría haber
compuesto a partir de todos los datos una poesía perfecta y cargada de frases
hechas y romanticismo, pero se dedica únicamente a poner música a la letra de
Paco. ¿Más fácil? Imposible. El éxito está en haber captado la esencia de la
carta del fan y desde hay Tommy consigue hacer fácil lo más difícil. Como el
mismo cantante dice en su canción, “no confundas palabrería con sentimiento,
las metáforas son pajas del intelecto”.
Y esto me lleva a la reflexión
hacia el deporte: ¿Cuántas veces los entrenadores nos hacemos pajas
intelectuales? ¿Nos hacemos pajas por encontrar la frase perfecta que active y
motive a nuestros deportistas? ¿Y por encontrar el ejercicio o la rueda
perfecta que les adiestre? ¿Y por encontrar la corrección exacta que haga ver
al deportista su error? ¿Y por confeccionar el entrenamiento perfecto que
cargado de lógica ofrezca herramientas para enseñar/aprender aquello que
tenemos en “nuestra” planificación? ¿O ese sistema ofensivo o defensivo que
encajará todas las piezas del puzzle a la perfección y nos asegurará el éxito?
Creo que esto está en la naturaleza misma del entrenador, pero con tanta paja
intelectual, hacemos difícil lo fácil. Nos olvidamos de lo más importante: el
juego y el jugador.
El deportista cuando entrena
quiere jugar, quiere practicar. Metodológicamente, ¿hay algo más sencillo que
el juego global? Seamos capaces de corregir desde el juego, y hacer que el
jugador aprenda a escuchar y a autocorregirse jugando… pero nos encanta ser
protagonistas del proceso de enseñanza/aprendizaje. Y como no nos entienden,
entonces siguiendo una correcta metodología reducimos la tarea hasta límites
insospechados, dejando de tener sentido cognitivo y motriz esa tarea reducida
con el juego global. Buscamos entonces la rueda perfecta, que claro, para ser
perfecta hay que complicarla cada vez más. Resultado: con un poco de suerte ejecutan,
pero a la hora de jugar siguen jugando a su manera. Metodológicamente, hemos
hecho difícil lo más fácil. Probablemente por su falta de transferencia al
juego real, que es precisamente lo que el jugador quiere hacer.
Otro error común para los que
entrenamos grupos deportivos, son las carencias que tenemos en la comunicación
individual con nuestros deportistas. Hablamos con el grupo, sí… pero ¿y con
ellos, con los deportistas? ¿Cuáles son sus expectativas para la temporada?
¿Cuáles son sus zonas de juego de mayor influencia? ¿Cuáles piensa que son sus
roles que puede llevar a cabo con mayor facilidad? ¿Qué movimientos son los que
más cómodo realiza? ¿Cómo le gustaría ejecutar una última jugada en la que hay
que anotar? ¿En qué compañero confiaría para jugarse ese último tiro?
Tácticamente, nos encanta reflexionar como entrenadores sobre estas cuestiones y
hacer equipos a nuestra imagen y semejanza, y ofrecer soluciones a los
problemas, pero al final, el balón lo tienen ellos y las decisiones durante el
encuentro las toman ellos. ¿Por qué no hacerles participes de nuestras reflexiones
y preguntarles? Porque nos encanta hacernos pajas intelectuales. Estratégica y
tácticamente, hemos hecho difícil lo fácil. Porque la solución para ganar el
partido no está en nuestro diseño de sistemas, sino en cómo acoplamos las características
de nuestros jugadores a la necesidad que te plantea el partido en sí.
En cuanto a la comunicación
directa y las correcciones al grupo también nos gusta hacerlo difícil. ¿Te has
parado a pensar cuánto tiempo de entrenamiento estás realmente entrenando, y
cuánto estás dando un clínic? Pídele un día a un compañero que te cronometre
los tiempos, sin que tú lo sepas, y te llevarás una sorpresa. El tiempo
realmente aprovechado es mucho menor que el tiempo disponible. La mayoría de
las veces llevamos claro de casa qué hacer, pero no está tan claro qué decir. Y
como no lo tenemos claro, en los entrenamientos nos vemos obligados a parar
para elaborar un mensaje que entiendan. El jugador está demasiado tiempo escuchando,
parado y aburriéndose. Hemos vuelto a complicarlo todo, como no. Como el
jugador lo que quiere es jugar y practicar, la receta es fácil: di pocas cosas,
dilas bien y repítelas cuánto sea necesario mientras ellos practican. Cuando
hablamos demasiado hacemos difícil lo más fácil, que es hacer que mejoren
dándoles un balón, proponiendo una tarea y dejándoles que practiquen.
Tu deporte es tu deporte. Tus jugadores son tus
jugadores. Y tú eres tú. Intenta reflexionar sobre cómo termina la canción de
Tommy Torres, y transferirla a tu trabajo como entrenador en deporte: “…eso del romanticismo es solo un juego de
ajedrez. Cuando se trata de sentimiento, no hay nada como ser directos, dile
que la amas, y nada más… seguro que bastará…” Fácil… ¿no?
Cierto Fran, me falta comunicación individual con mis jugadores
ResponderEliminarPues Fran llevaba varios dias viendo referencias a la canción en facebook...pero no me había animado a escucharla...hoy veo este artículo tuyo...así que para leerlo tengo que escucharlo...resultado? Espectacular canción y brillante artículo el tuyo...sencillo no? :-)
ResponderEliminarUn abrazo.
Jota Cuspinera...