jueves, 2 de abril de 2015

ROL DEL ENTRENADOR EN EL MANEJO CON LOS PADRES DE DEPORTISTAS JÓVENES

Sin duda, existe preocupación en las federaciones, clubes y entrenadores sobre el correcto rol de los padres en el deporte que practican sus hijos. Varios hechos lo demuestran, como la creciente demanda que los psicólogos del deporte estamos teniendo para intervenir en esta dirección o la aparición en prensa, web y redes sociales de numerosos artículos, noticias, imágenes, decálogos y consejos sobre la actuación de los padres en el deporte infantil y juvenil. Yo mismo planteé mis reflexiones hace tiempo en este blog (click aquí); incluso se me hizo la demanda desde la Federación de Baloncesto de la Comunidad Valenciana de escribir un articulo para su blog (click aquí) que ha sido, para mi orgullo, uno de los artículos más visitados durante un tiempo.

Hoy quiero ir más allá, y sin restar importancia a la conducta de los padres, lo que os planteo es un decálogo sobre el correcto comportamiento del entrenador en su relación con los padres y madres de los deportistas. Porque considero que en este boom de decálogos y recomendaciones para padres y madres, el entrenador ha sido el gran olvidado, cuando al final es él quién tiene que dirigir el equipo, y manejar el comportamiento de los padres, siendo crucial que el entrenador, la mayoría de las veces novel, logre conectar con ellos para conseguir el correcto funcionamiento y dinámica del equipo contando con el  apoyo de padres y madres.
Lámina extraida de Gimeno (2003)

DECÁLOGO PARA ENTRENADORES
1 – Empieza la temporada con una reunión de padres. En ella, deja claro quién eres y cuál es tu preparación, cuáles son tus objetivos, cómo pueden los padres colaborar en el equipo y cuáles serán las maneras de comunicarse contigo.
2 – Nuestros objetivos como entrenadores no tienen por qué coincidir con las expectativas de los padres. Debate y asegúrate que finalmente ajustan sus expectativas a los objetivos que tú te marcas para el/los deportistas y los entienden y aceptan.
3 – Toma tiempo en escucharles. Toma tiempo en dialogar con ellos dejando que se expresen. Que seas un buen comunicador consiste en saber hablar, pero también en saber escuchar, reforzando aquello que escuches que sea útil para el desarrollo de tu trabajo. De esta manera refuerzas la comunicación.
4 – Refuérzales el interés que muestren por la actividad deportiva de sus hijos. Los padres hacen un esfuerzo importante económico y de gestión de su tiempo y de sus intereses para que sus hijos hagan deporte. Valóralo cada vez que puedas y felicítales por ello.
5 – Es tu responsabilidad descubrir y reducir la presión que ejercen los padres sobre sus hijos para que destaquen en su deporte, si se da el caso: aclárales que no esperas que todos tus jugadores lo hagan todo bien siempre, que llegar al alto nivel es muy difícil y que a esta edad los chicos/as están allí para aprender y divertirse. Enséñales la importancia de valorar el esfuerzo además del éxito deportivo de sus hijos.
6 – Notifica a los padres claramente desde el principio qué conductas esperamos de ellos durante los partidos y entrenamientos: no criticar a los jugadores ni al entrenador, no abroncar a los árbitros, no pelearse con otros padres… Deja bien claro también aspectos logísticos importantes para despejar dudas y que vean que todo lo tienes bien organizado: horarios de entrenes y partidos, equipaciones, importancia de la higiene personal, etc.
7 – Aprende sus nombres. Salúdales y demuestra que les reconoces por su nombre cuando asistan a partidos o entrenamientos. Esto demostrará cercanía hacia ellos y te ganarás su confianza.
8 – Dedica tiempo a mantener conversaciones distendidas en temas no relacionados con el deporte, e incluso bromear con ellos de vez en cuando. Se trata de mostrarse cercano, accesible y humano. Los entrenadores serios, distantes y enfadados solo tienen éxito en la televisión.
9 – Ofrece tu colaboración en la solución de cualquier problema que tengan con sus hijos, sea del tipo que sea. Anímales para que te los cuenten y poder trabajar de la mano en solucionarlos. Los entrenadores tienen mucho poder, los padres lo saben, y les sorprenderá y agradecerán tu ayuda.
10 – Recuerda a los padres que cada niño es diferente y que están contigo para crecer y aprender, de modo que no deben sentirse incómodos, disculparse o molestarse en lo personal por decisiones que tomes respecto al jugador, dificultades en la relación, o determinados comportamientos anómalos de los niños. Los niños se equivocan y aprenden y todas las decisiones se tomarán por el bien de los chavales, aunque a priori parezca que puedes perjudicarles.

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA:
Cruz, J., Boixadós, M., Torregrosa, M. y Valiente, L. (2000) Participa amb ells! Assessorament a famílies que participen en competicions escolars. Ayuntamiento de Barcelona. Barcelona.
Gimeno, F. (2003). Entrenando a padres y madres: Claves para una gestión eficaz en la relación con los padres y madres de jóvenes deportistas. Mira Editores. Zaragoza.
Smoll F.L. y Smith  R.E. (2009) Claves para ser un entrenador excelente. Ed. INDE. Barcelona.