jueves, 5 de septiembre de 2013

DEPORTE Y RENDIMIENTO ESCOLAR (1)


Imagen tomada del blog HACIENDO DEPORTE
en deporte-con-moises.blogspot.com
Julio y Agosto son meses de planificación para los entrenadores. Empieza la pretemporada y se van cumpliendo objetivos hasta el inicio de las ligas correspondientes. Suele ser fácil a poco que el entrenador sea buen conocedor de su deporte y buen director de grupo, ya que la asistencia y adherencia a los entrenamientos en esta época del año es del 100 %.

Pero  con el mes de septiembre, empieza el curso escolar, y en poco tiempo llegarán los primeros exámenes. La presión que tienen los chavales hoy en día por alcanzar el máximo rendimiento en los estudios es brutal, y cada vez detectamos a edades más tempranas que en períodos de exámenes la asistencia a los entrenamientos deportivos desciende notablemente, y con ello suelen irse al traste todos los objetivos marcados a nivel deportivo. Es un tema preocupante no tanto por la no consecución de los objetivos deportivos (que también) como por el descenso de práctica deportiva y que la presión y el esfuerzo o tiempo que, “en teoría”, dedican los chicos/as, no se corresponde al final con los resultados esperados. De esta manera, el lamentable final suele ser que no se alcanzan ni resultados deportivos, ni resultados académicos.

En mis años ejerciendo funciones como psicólogo, como entrenador o como director deportivo, a diferentes niveles de rendimiento, he conocido todo tipo de deportistas en edad de formación:
1.       Aquellos que sin faltar ni un solo día a un entrenamiento alcanzan su máximo rendimiento escolar (los “genios”).
2.       Aquellos que faltando a entrenamientos en períodos clave, alcanzan su máximo rendimiento escolar (los “sufridores”).
3.       Aquellos que no faltando ni un solo día a entrenar, el rendimiento escolar no es el deseable (los “mantas”).
4.       Aquellos que faltando a entrenamientos en períodos clave del curso escolar, no han alcanzado el rendimiento escolar deseado (los “quiero y no puedo”).

Lamentablemente, los grupos segundo y cuarto, corríjanme si me equivoco, son los más numerosos. Y pensando que no es tanto un tema de “cuánto” tiempo dedico a estudiar, sino “cómo” empleo el tiempo que dedico al estudio, y entendiendo que cada persona somos diferentes, que no existen recetas mágicas y que cada jugador / alumno probablemente tendrá una exigencia de pautas diferentes, queremos en los próximos artículos dar algunos consejos que pueden ser útiles para los deportistas que las lean, y para que los entrenadores que las tengan en sus manos puedan transmitirlas a sus deportistas.

Algunas ideas iniciales que desarrollaremos en los próximos artículos:
1.       Has decidido hacer deporte y eso te honra. Pero independientemente del nivel al que entrenes y compitas, o lo factible que veas poder llegar a vivir del deporte, ten en cuenta dos cosas importantes:
a.       Los estudios debe ser lo más importante para ti, ya que la vida en el deporte independientemente de tus expectativas, tus posibilidades o la edad en que te retires es muy corta. Asegúrate tu futuro. Tómate en serio tus estudios.
b.      Independientemente del nivel al que compitas, ser chico/a deportista implica que tienes un compromiso contigo mismo, con tu equipo y con tu deporte para dedicarle un tiempo para progresar en él y rendir a tu máximo nivel. Esto implica que tu vida has decidido que sea diferente a la de otros chicos/as de tu edad que no hacen deporte, y que pueden dedicar el tiempo libre que tu dedicas al deporte a hacer otras cosas que también son apetecibles para ti. El deporte requiere de este sacrificio. Tómate en serio tu deporte.
2.       ¿Verdad que en el deporte te marcas retos y objetivos? En tus estudios también. Plantea cuáles son tus objetivos globales a final de curso que después puedas comprobar si se cumplen o no. No vale decir “Tengo que estudiar más” o “Voy a aprobarlo todo”. Vale, por ejemplo, “Voy a sacar una nota media de 7 a final de curso”. Ese es el objetivo.
3.       Tras marcar tu objetivo, lo siguiente es pensar cómo puedes sacar esa nota media que te planteas. Dedica tiempo a la reflexión sobre qué asignaturas son las que más fáciles te resultan, y cuáles se te resisten más.
4.       Para cada asignatura, y para cada evaluación, también has de marcarte objetivos realistas y medibles, que estén en concordancia con el objetivo global que planteaste.
5.       ¿Qué tienes que hacer para obtener las notas que te propones en esa asignatura y en esa evaluación? Defínelo en un listado de manera concreta: el tiempo de estudio que dedicarás, si necesitarás alguna ayuda, cuál va a ser el método de trabajo, etc.
6.       Conforme vayas obteniendo notas parciales, ves anotándolas, contrástalas con tu objetivo, y analiza si es necesario sumar algo más a tu planteamiento inicial. Quizás es que fueses al inicio demasiado optimista o pesimista (ajusta tus expectativas). Quizás es que el sistema de estudio necesita un cambio (tiempo, método). Es el momento de ver cómo puede ayudarte tu entrenador, sobre todo en el análisis de cómo organizas tu tiempo para el estudio, sin perjudicar a tu equipo.
7.       En función de las notas de cada evaluación replantéate qué objetivos tienes que marcarte en la siguiente y qué medios dispondrás, para ajustar tu objetivo final.
8.       Si lo necesitas, pide ayuda. Tu entrenador, tus padres, tus profesores, tu orientador… No te esperes al final porque será tarde.