jueves, 26 de julio de 2012

TRANSMISIÓN DE VALORES DESDE EL DEPORTE (y 2)

Tradicionalmente, y a pesar del cada vez mayor reflejo que el deporte élite/espectáculo tiene sobre la práctica de deporte de formación, sobre todo en determinados deportes como fútbol o baloncesto, se ha considerado la práctica deportiva como una potente herramienta de transmisión de valores personales y sociales. De otra manera: si hemos de considerar el deporte como herramienta educativa, no queda más que ser capaces de transmitir valores a partir de su práctica. La pregunta es: ¿qué valores?

Cuando un empresario o trabajador autónomo, para comenzar e instaurar con éxito su negocio genera su plan de empresa, lo crea desde una misión, desde una visión. Intrínseco a esto están los valores que va a tener su empresa, los valores desde lo que se va a trabajar y a generar negocio, que forman parte de su filosofía, de su propia personalidad y de su personal modo de ver el mundo. Del mismo modo, cuando los entrenadores estamos a cargo de un equipo deportivo, el equipo es nuestra empresa, y hemos de tener clara cual es nuestra misión, los valores que la apoyan, nuestra filosofía de trabajo. Cada técnico ha de diseñar qué quiere transmitir y no perder nunca de vista tal filosofía.

Como en la empresa, casi siempre los valores acaban siendo papel mojado, lamentablemente. Es algo que está ahí, que todo el mundo dice que conoce, pero cuando entramos en la vorágine de la competición y la necesidad de obtener resultados aparcamos a un lado. Igual que el empresario ha de velar por los valores de su empresa y hacer que sus trabajadores los conozcan, respeten, compartan y practiquen, los entrenadores debemos respetar nuestra filosofía por encima de todo, y esforzarnos más por que dichos valores lleguen a nuestros deportistas.

Desde mi punto de vista, los cimientos en valores en los que ha de basarse todo trabajo deportivo han de ser:

- Trabajo, esfuerzo - El trabajo es el camino hacia el éxito. Tanto el entrenador como los deportistas han de entender que los resultados deportivos han de basarse en el buen trabajo que se realiza día a día. Uno puede ser más talentoso que el resto, pero este talento no se desarrollará sin esfuerzo y dedicación.  Que los objetivos de resultado que el grupo o el individuo se marque, tengan en su base objetivos de realización que  nos supongan retos y nos esforcemos por cumplir.

- Responsabilidad - Cada deportista ha de hacerse responsable de sus actos y entender que lo que el haga dentro y fuera de la pista, afectará a la dinámica del grupo. Responsabilidad es sentirse parte del grupo, asumir el trabajo que se genera y las normas que lo sustentan. Responsabilidad también es dar al deporte la importancia que merece y sentirse deportista, sin dejar de lado otros aspectos importantes de la vida como los estudios o las relaciones personales. Responsabilidad es sobre todo, entender que "yo" como individuo tengo sentido a partir del entorno que me rodea; que el entorno afecta al individuo, lo mismo que el individuo afecta al entorno.

- Disciplina - No es una palabra que guste demasiado. Parece que la disciplina coarte libertades, pero en el fondo la disciplina es positiva. La disciplina es la guía, es la norma que define nuestra conducta como deportistas que formamos parte de un grupo, y bien planteada genera rutinas que facilitan la tarea, estando directamente relacionada con los dos valores anteriores: esfuerzo y responsabilidad. Bien planteada, la disciplina ayuda a la adaptación al entorno y facilita la labor del deportista.

- Confianza - La confianza es el resultado de trabajar mucho y bien, de manera disciplinada y con responsabilidad. Es resultado y va íntimamente ligada a los tres valores anteriores. Confianza no debe traducirse en jugar o competir confiado, sino en estar seguro de haber hecho el mejor trabajo posible, y estar seguro de poder rendir al máximo de nuestras posibilidades. La confianza tiene dos vertientes: la confianza en uno mismo, autoconfianza, que generará una mayor autoestima, y la confianza en los otros, que derivará en respeto.

- Respeto - Ya dicho: la confianza en los otros genera respeto. Respeto al entrenador, a su trabajo; respeto a los compañeros, de quienes acepto y entiendo sus limitaciones, comprendo sus virtudes, y con quienes me complemento para aumentar mi rendimiento; respeto a los árbitros y jueces, al entorno. Y sobre todo: respeto a uno mismo. El respeto es la base del desarrollo del juego en equipo, del juego de conjunto.

- Autoestima - Una alta autocofianza y el respeto a sí mismo, generará una mayor autoestima. Deportistas felices por cómo son, por lo que hacen, y que aceptan sus virtudes y sus limitaciones, sus éxitos y sus fracasos. La autoestima es la base del desarrollo individual de cada deportista. 

- Cooperación - El respeto a los otros compañeros que forman parte del equipo, nos lleva a la cooperación, a la capacidad de obtener resultados de forma conjunta y trabajando en equipo. El valor de la cooperación es necesario para el trabajo táctico o estratégico que hay que desarrollar en cualquier equipo deportivo. El entrenador organizará la manera de cooperar, pero los deportistas han de tener esta capacidad de querer cooperar. De entender que mis limitaciones van a minimizarse a partir de las virtudes de los compañeros, y al final, como sentencia la Gestalt, el todo es más que la suma de las partes.

- Creatividad - La creatividad es un valor en alza en los tiempos que vivimos. Es encontrar soluciones donde nadie más las ve.  Es la capacidad para romper de forma puntual la cooperación, y obtener un resultado que favorece al conjunto. Para un desarrollo correcto de la creatividad son importantes todos los valores anteriores. Sin responsabilidad, esfuerzo, disciplina o respeto, la creatividad puede convertirse en egoismo o vanidad. Junto con la autoestima, forma parte del desarrollo individual del deportista.

¿Solo estos valores? Ni son todos los que están, ni están todos los que son. Es solo un modelo. Se trata de que cada entrenador sea capaz de generar su filosofía de trabajo en cuánto a que valores van a envolver su estilo de juego, su equipo, su empresa. Ni todas las disciplinas deportivas tienen las mismas características para transmitir los mismos valores, ni todos los técnicos van a transmitir los mismos valores. De otra forma: Es indudable que yo no podría enseñar a un niño a hacer una raiz cuadrada, porque desde que a mí me enseñaron a hacerlas con diez u once añitos no he vuelto a practicar. Conozco mi limitación. Del mismo modo, dificilmente un entrenador va a potenciar el valor del respeto, si él mismo no actua con respeto, o el valor de la creatividad si no es una persona creativa, o el valor de la responsabilidad si él es el primero que falta a entrenamientos. Cada uno enseña lo que sabe, enseña lo que tiene. De ahí la importancia de, para desarrollar todo este entramado, y a ser posible con ayuda de un profesional, el técnico realice una labor introspectiva importante para saber cuál es su filosofía y qué valores positivos puede/quiere transmitir desde su trabajo.

Es indudable por tanto que desde una correcta práctica deportiva somos capaces de generar valores humanos y sociales que ayudarán a formar mejores personas que formarán parte de una sociedad cada vez mejor. Valores humanos y sociales, que ayudarán a salir de la crisis social y económica en que nos encontramos. Permítanme un apunte económico más: lástima que algunos piensen que el deporte y el ejercicio físico sea un producto de lujo que deba subir el IVA del 8% al 21% para obtener mayor recaudación pública. ¿Los padres y los usuarios podrán o querrán pagar ese coste? 




miércoles, 18 de julio de 2012

TRANSMISIÓN DE VALORES DESDE EL DEPORTE (1)

En primer lugar, pedir disculpas a los seguidores del blog por tanto tiempo sin escribir. No tengo más excusas que la mala gestión de mi tiempo.